lunes, 30 de abril de 2012

Cadáver exquisito (Pénélope Bagieu)


¿Un ejemplo de chick lit ("un género de la novela romántica escrito y dirigido para mujeres jóvenes, especialmente solteras, que trabajan y están entre los veinte y los treinta años" -de nuevo wikipedia dixit) en formato cómic? La portada y el dibujo en general, así como el protagonismo absoluto de personajes femeninos, así parece indicarlo. Este primer largo de la jovencísima autora francesa Pénélope Bagieu comienza mostrando interesantes cualidades: un indudable nervio narrativo, pleno de vitalismo nada ramplón, y unos personajes llenos de matices a los que el dibujo, sencillo pero muy expresivo, confiere vida y realidad. La protagonista es una joven de hoy día, más bien corta de miras, refractaria a todo lo que suene a cultura y confiada en abrirse paso a base de encantos femeninos; una auténtica antiheroína, como se ve, que
sin embargo se hace enternecedora a base de una cierta candidez esencial, que la lleva a enamorarse de un extraño escritor que vive recluido en su casa, combatiendo un bloqueo literario que llegará a su fin con la irrupción de esa muchacha malhablada y desbocadamente sexual en su vida. Hasta aquí podría parecer una plasmación de mis anhelos, una historia de bartlebies impenitentes y musas insospechadas, corramos un tupido velo. Lo malo (lo malo para mí, entiéndaseme bien) es que hay una intriga, totalmente innecesaria, que acaba malvendiendo el misterio de ese escritor huraño, narcisista y de ego quebradizo, que me era mucho más simpático (y, debo admitirlo, reconocible) cuando su encierro parecía un síntoma de misantropía o de miedo a la vida. Lo peor, que esa intriga acaba en un final demagógico y feminista, que desprecia las mejores posibilidades de esta historia hasta entonces tan humana y naturalista, sencilla y pegada a ras de vida. Pero a pesar de todo no deja de ser una lectura sumamente entretenida que se lee con una sonrisa en los labios, la simpatía de asistir a una pequeña comedia humana a la que no le faltan ambigüedades, alquimias y alguna que otra dosis de verdad. 


La Bagieu. Me estoy haciendo devoto de las autoras francesas...

 

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